Tras cinco horas de interrogatorio a Jerome, guarda de seguridad del
ayuntamiento, conseguí empezar a unir acontecimientos que me llevaran a
esclarecer el maldito caso.
El principal sospechoso acabó confesando que todo el asunto de sus reuniones
clandestinas con el ahora difunto edil no tenía que ver más que con la cesión
de unos terrenos no edificables. Quería esos terrenos, heredados de sus
antepasados y arrebatados por el ayuntamiento en un intento de controlar el
crecimiento de Morgana. Durante su primera cita, Jerome había conseguido,
mediante chantaje, que el alcalde accediera a devolverle las escrituras y
derechos del terreno. En la segunda, se haría la entrega de los papeles.
¿El misterio y la clandestinidad?